La misma desnudez
Mi piel no sabe atar monstruos
distinguir ilusionistas de magos
no puedo salvar mis barcos
se hunden por psicofármacos
que me cierran los ojos y los días
que me inyectan ausencia y opresión
adentro y afuera son la misma desnudez.
El faro
Mis pastillas se desquician con facilidad
igual que mis amores
como una rueda sobre el mar
de una playa
con pies de hotel desordenado en mi ternura
el prisionero es, en verdad, mi prisión en un faro
y aunque mi magia sea de barro
no evita escaleras prohibidas
libros secretos, amargos
tan sólo entradas
para los espíritus salvajes
que suelen naufragar junto conmigo.
Belleza y dolor testimonial. Una sociedad armada y manipulada para eunucos de mente y corazón. «Las víctimas son los culpables dice su señoría», canta Charly. Quien despierta recibe chaleco de fuerza químico o encierro, para que no denuncie al Rey Desnudo. La síntesis de la autora es genial. Gracias por las «entradas abiertas» de tu Faro. Allá vamos los «espíritus salvajes», no para «naufragar» juntos sino para insistir en el coraje de amar: ¡desde arriba del Faro disparemos metralla de poesía!
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Gracias por tus lecturas y por tu comentario.
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