Por las raíces
Por las raíces, me dirijo, en invierno, hacia la muerte de este cuerpo
de tierra engañoso.
A través de la savia creadora, que sube de nuevo por el tronco, brotando
la vida en primavera, me dirijo desde las hojas, hacia el viento o el aire
liberador de otoño. Volviendo otra vez a caer, en un instante, en forma
de pesada y líquida agua veraniega.
Guijarros
De tanto escuchar y aprender
el movimiento de río,
los guijarros moldeados y labrados
por el agua, alcanzaron la
sabiduría de suaves ondulaciones.
En una hora temprana
Antes de que se oiga el gallo, en una hora temprana, acaricio con la vista
la escarcha de la mañana y correteo juguetón por el campo, con el ternero negro.
En una hora temprana, acaricio con mis dedos, la ternura sonriente del nuevo día,
entonando gozoso una oración por el romero, la lavanda o el espliego. Acompañado
en mi plegaria por el pino albar y el enebro, canto, silbo y tarareo una canción aromática
por el mundo vegetal, por el musgo, los líquenes y los helechos
La Rosa
Acepté mi condición, en el brazo izquierdo almendras amargas, dolor y lágrimas,
en el derecho dulces frutos, gozo y sonrisas de aquel árbol, y en la conjunción de
las dos manos o ramas, en el centro del pecho, dibujada estaba la rosa en la cual:
La tristeza y la alegría se unían y se hallaban a sí mismas, dándole un sentido mayor
al fragante aroma.
Jorge de Santaella