Mis amigos
mis hermanos
mi compañero
se sofocaron mojados en escombros
hinchados de gruñidos ajenos
carroñeros y lejanos y estatales
las balas volaban como cuervos negros
picoteando carne y hueso
nadie venció a nadie
porque la muerte no es el olvido
sino la memoria
de chicos chapoteando entre la sangre
de hombres chapoteando entre la sangre
con la mandíbula apestada de hambre y miedo
nosotras lloramos
y burbujeamos en relatos heroicos
para dar forma a espíritus que no nos visitan
que ruedan, quizá, entre batallones invisibles
todavía.
(Dibujo de cabecera: Detalle de El jardín de las delicias, de El Bosco)