El Parque de El Retiro nos da la pauta de las estaciones a los que vivimos en el centro de la gran ciudad. Cuando llega el otoño, los verdes rabiosos se van difuminando para dar paso a un diálogo pausado de pardos, rojizos, marrones y amarillos suaves. Las hojas secas caen empujadas por el viento y recubren de un suave y crujiente tapiz las veredas del parque. Es tiempo de madroños y de membrillos.

Tras el bullicio del verano, el parque se vuelve intimista, silencioso. Invita al paseo en soledad, al abrigo, a la reflexión bajo la fina lluvia de otoño. La luz tamizada, los atardeceres tempranos y la delgada humedad que lo impregna todo confieren a la atmósfera un halo poético y melancólico.
Aquí traigo una colección de imágenes de mis paseos por El Retiro en otoño. Llegan acompañados de fragmentos de poemas, todos ellos escritos en lengua castellana, que se aglutinan en torno al concepto de otoño: el de las estaciones y el del alma.
Lateral del Paseo de Panamá

En llamas, en otoños incendiados,
arde a veces mi corazón,
puro y solo. El viento lo despierta,
toca su centro y lo suspende
en luz que sonríe para nadie:
¡cuánta belleza suelta!
Octavio Paz. Otoño.
Cipreses del Pantano

Esparce octubre, al blando movimiento
del sur, las hojas áureas y las rojas,
y en la caída clara de sus hojas
se lleva al infinito el pensamiento.
Juan Ramón Jiménez. Otoño.
Estanque del Palacio de Cristal

El azul palidece hacia lo blanco.
El rojo halla en lo negro
su redobla ausencia.
El amarillo
desciende todas las escalas
hasta entrar en lo gris.
Pájaro largo del otoño acuérdate
de mí,
y de este canto,
cuando estés en tu reino.
José Ángel Valente. Pájaro de otoño.
Paseo de Fernán Núñez

La hoja seca,
vagamente,
indolente,
roza el suelo…
Nada sé,
nada quiero,
nada espero.
Nada…
Antonio Machado. Otoño.
Veredas junto al Paseo de Cuba

Otoño de manos de oro.
Ceniza de oro tus manos dejaron caer al camino.
Ya vuelves a andar por los viejos paisajes desiertos.
Ceñido tu cuerpo por todos los vientos de todos los siglos.
José Hierro. Otoño.
Parterre de la Biblioteca Eugenio Trías (membrillero)

Pasa la primavera, y el verano
los desprecios del sol sufre y padece;
llega alegre el otoño y enriquece
el monte de verdor, de fruta el llano.
Pedro Calderón de la Barca. Neso.
Alrededores del Palacio de Velázquez

¡Qué hermoso es tras la lluvia
del triste otoño en la azulada tarde,
de las húmedas flores
el perfume beber hasta saciarse!
Gustavo Adolfo Bécquer. Rima LXVII.
Castaño de Indias

El otoño que arde con su lumbre de gloria
presta a las cosas luz misteriosa y dorada;
toda la tierra tiene una triste hermosura
como una dulce evocación de infancia.
Luis de Blas. Elegía de Otoño.
Reflejos del estanque del Palacio de Cristal

Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma!
Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos.
Hojas secas de otoño giraban en tu alma.
Pablo Neruda. Poema 06.
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