Ya la primera duda se suscitó sobre la portada. La original es la que se reproduce en la foto. La de la edición actual es así de anodina:
¿Consecuencia de la cancelación y de lo hoy políticamente correcto?
Segunda duda:
¿En qué genero clasificamos esta obra? ¿Poesía? ¿Prosa poética? ¿Relato?
Tercer problema:
El título que Bolaño le puso fue “Gente que se aleja”, posteriormente cambiado por el editor. El título es importante porque refleja qué nos vamos a encontrar y según se constató en esta obra predominan el viento, la niebla y personajes que se alejan (¡título original¡).
Quizás lo que más nos revela la intención de Bolaño con esta obra es lo que escribe en el ¿capitulo? 56 “El Postscriptum” y que Mª José señaló acertadamente:
“De lo perdido, de lo irremediablemente perdido, sólo deseo recuperar la disponibilidad cotidiana de mi escritura, líneas capaces de cogerme del pelo y levantarme cuando mi cuerpo ya no quiera aguantar más. (Significativo, dijo el extranjero.) A lo humano y a lo divino. Como esos versos de Leopardi que Daniel Biga recitaba en un puente nórdico para armarse de coraje, así sea mi escritura”.
Otra frase (esta al principio):
“Escribí este libro para mí mismo, y ni de eso estoy muy seguro. Durante mucho tiempo sólo fueron páginas sueltas que releía y tal vez corregía convencido de que no tenía tiempo. ¿Pero tiempo para qué? Era incapaz de explicarlo con precisión. Escribí este libro para los fantasmas, que son los únicos que tienen tiempo porque están fuera del tiempo”.
Con todo lo anterior no he comentado de qué va la obra (o sí), pero es que eso no es lo principal. En lo que estábamos todos los presentes de acuerdo es en el dominio del lenguaje, el surrealismo, la capacidad de observación y cómo cualquier persona que pretenda escribir debe sumergirse en Bolaño.
Esta obra es la primera en la que abandona la poesía y en la que hay algunos esbozos de lo que vendrá después (“Los detectives salvajes” que aunque publicada anteriormente es cronológicamente posterior, “2666”, “La pista de hielo”…).
Quien quiera entender que entienda (¿de qué me suena?).
Próxima: “Como si existiese el perdón”, de la autora argentina Mariana Travacio.