Estimados lectores y/o lectoras:
Se mire por donde se mire, es cuestión compleja esta de los dioses, pocas o escasas son las posibilidades de una explicación convincente acerca de su existencia y de su naturaleza; en estos apartados, los divinos, la subjetividad campa a sus anchas, y, claro, ubicados en ese terreno solo caben respuestas como negación, fe o indiferencia, cada cual elija la suya.
Dándole vueltas al asunto, se me ocurría: ¿Y por qué no escribirlos para conocer su opinión?
Hoy en día está tan avanzada la comunicación tecnológica que seguro que tienen su propia cuenta de correo, bastaría con encontrar el buscador y el servidor apropiado, internet haría el resto.
Leer a Nooteboom siempre es un placer, no lo es tanto cuando descubres que en 2012 se me adelantó al respecto, sí, una pena total, otro tema de escritura que se me va a la papelera.
M.C. A., para Yukali Página Literaria
Cees Nooteboom
Poseidón II
Tú eres un dios, yo un ser humano. Lo mires como lo mires, este es el statu quo. Tal vez pueda preguntarte ahora lo que siempre quise preguntar. ¿Qué es un ser humano para vosotros? ¿Nos despreciáis por ser mortales? ¿O todo lo contrario? ¿Envidiáis nuestra condición de mortales? Obviamente, la inmortalidad es vuestro destino, aunque no sepamos dónde estáis ahora mismo.
Ya nadie habla de vosotros. Es triste. Es como si os hubierais diluido en la nada. Y sin embargo, de ser cierto que sois inmortales, y yo parto de esa premisa, es de suponer que seguiréis existiendo eternamente. El fin del mundo del que hablabais no ha llegado todavía. ¿Estáis cerca de vuestros templos vacíos? ¿Os hicisteis adictos a los sacrificios que os hacíamos? ¿Nos echáis de menos? Durante un tiempo fuimos vuestro vivo retrato, más adelante nos hundimos. Somos ruinas que siguen pensando y hablando. Hemos dejado de parecernos a vosotros.
Ahora bien, en realidad, ¿qué es más misterioso, ser mortal o inmortal? Y así retorno a mi pregunta primera: ¿qué pensáis de nosotros?
Hoy me he acercado al mar, soplaba un viento huracanado. Durante un buen rato estuve sentado en una roca mirando las agitadas olas grises. No obtuve respuesta a mis preguntas, como es natural. En otros tiempos, alguna vez os disfrazabais de humanos para trasladarnos algún mensaje. A veces tengo la impresión de que lo seguís haciendo. Tengo la sensación de que me he encontrado con alguno de vosotros. Aunque nunca estoy del todo seguro.