EL SERMÓN DEL FUEGO
III
Ciudad irreal
Bajo la parda niebla de un mediodía de invierno
Mr. Eugenides, el comerciante de Esmirna
Sin afeitar, con un bolsillo lleno de grosellas
a entregar en Londres: documentos a la vista,
me invitó en Francés demótico
A almorzar en el Hotel Cannon Street
Seguido de un fin de semana en el Metropole.
A la hora violeta, cuando los ojos y la espalda
Se levantan del escritorio, cuando el motor humano espera
Como un taxi palpita esperando,
Yo Tiresias, aunque ciego, latiendo entre dos vidas,
Anciano con arrugados senos femeninos, puedo ver
a la hora violeta que se esfuerza
por volver hacia casa, y trae el marinero del mar al hogar.
La mecanógrafa en su casa a la hora del té
Limpia la mesa, enciende la estufa y despliega
la comida en latas.
Fuera de la ventana peligrosamente tendidas
Sus secantes combinaciones tocadas por los últimos rayos
del sol,
«Esta música se levantó hacia mí sobre las olas»
Sobre el diván están apiladas (de noche es su cama)
Medias, pantuflas, camisolas y cubrecorsés.
Yo Tiresias anciano de pezones arrugados,
percibí la escena, y anuncié el resto…