CRÓNICAS MARCIANAS (Fragmento), Autor: Ray Bradbury

Estimados lectores y/o lectoras:

El día aquel en el que conocí a Ray Bradbury no se me va a olvidar jamás. Los dos esperábamos, uno, él, en el asiento justo al lado de la puerta y, otro, yo, en el asiento justo al lado del asiento que estaba justo al lado de la puerta.

Como quiera que la espera se alargaba, él comenzó a hablar y yo, atentamente, escuchaba, luego, cuando él calló, yo comencé a hablar y él, educadamente, escuchó, y así durante un buen rato, creo que expresamos ideas sensatas, una pena que yo no supiera nada acerca de la lengua de Shakespeare y una pena, también, que él desconociera todo acerca de la lengua de Cervantes.

Fue el día aquel en el que los dos partimos hacia Marte, la Tierra se desintegraba poco a poco consumida de estulticia, la mayoría de la Humanidad ahogada en su propia estupidez.

M.C. A., para Yukali Página Literaria

FEBRERO DE 2002

LAS LANGOSTAS

Los cohetes incendiaron las rocosas praderas, transformaron la piedra en lava, la pradera en carbón, el agua en vapor, la arena y la sílice en un vidrio verde que reflejaba y multiplicaba la invasión, como espejos hechos trizas. Los cohetes vinieron como langostas y se posaron como enjambres envueltos en rosadas flores de humo. Y de los cohetes salieron de prisa los hombres armados de martillos, con las bocas orladas de clavos como animales feroces de dientes de acero, y dispuestos a dar a aquel mundo extraño una forma familiar, dispuestos a derribar todo lo insólito, escupieron los clavos en las manos activas, levantaron a martillazos las casas de madera, clavaron rápidamente los techos que suprimirían el imponente cielo estrellado e instalaron unas persianas verdes que ocultarían la noche. Y cuando los carpinteros terminaron su trabajo, llegaron las mujeres con tiestos de flores y telas de algodón y cacerolas, y el ruido de las vajillas, cubrió el silencio de Marte, que esperaba detrás de puertas y ventanas.

En seis meses surgieron doce pueblos en el planeta desierto, con una luminosa algarabía de tubos de neón y amarillos bulbos eléctricos. En total, unas noventa mil personas llegaron a Marte, y otras más en la Tierra preparaban las maletas…

M.C. A., para Yukali Página Literaria


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