LA MUCHEDUMBRE, Autora: María Zambrano

Hay muertos que no hacen ruido, llorona, y es más grande su penar.

Un no humano. Pero de la conciencia y no de la vida. Lo indiscernible, lo anónimo, sin cesar, incesante. Ruido de los pasos humanos, de los pies sobre la tierra, sobre el suelo, el peso del hombre, su mancha, su impureza.

Peso y conciencia.

Peso y ritmo.

Alas. Los ángeles grises.

El protagonista: apenas discernido. Unos leves trazos, no que lo diferencien, sino que lo hagan notar; uno, simplemente.

La muchedumbre reaparecerá siempre: muchedumbre sobre el asfalto, sobre el polvo, sobre el fango.

Laberinto de mirto y laurel. La primavera.


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