Millones de niños están en riesgo por falta de fondos humanitarios.
Millones de niños vulnerables en todo el mundo están sufriendo las graves consecuencias.
Millones de niños están en riesgo por falta de sentimientos humanitarios.
Millones de niños están en riesgo por falta de fondo y se ahogan.
Millones de niños están en riesgo por falta de sentimientos y se mueren.
Millones de niños son vulnerables y sufren.
Millones de niños sufren angustia y ansiedad y en sus grandes ojos abiertos se refleja una pregunta sin respuesta.
Millones de niños no deberían estar en riesgo, ni en el fondo.
Millones de niños no deberían tener miedo.
Millones de niños no deberían ser vulnerables.
Millones de niños no deberían estar muertos.
Millones de niños deberían estar dibujando y coloreando el cuaderno de sus vidas.
Millones de niños deberían estar soñando sus sueños de niño.
Millones de niños solo deberían tener miedo al coco que se esconde en el armario y se va definitivamente un día.
Millones de niños deberían estar escribiendo sus redacciones del fin de semana, con la cabeza inclinada para que sus letras inseguras parezcan rectas y fuertes.
Millones de niños deberían estar peleándose en el patio de un colegio por una pelota, o por un cuaderno, o por un saltador, sus carteras tiradas a la espera.
Millones de niños solo deberían sentir ansiedad si el Ratoncito Pérez no llega a tiempo.
Millones de niños deberían echar en falta algún deseo no cumplido solo el día de Reyes.
Millones de niños deberían ser solo niños.
Isabel Jiménez
Niños bien escondidos duermen el sueño eterno. Ivan Wernisch