Hoy el tiempo me ha robado mi tiempo de escribir para mí.
He escrito muchas palabras y frases,
y nombres, con sus apellidos correspondientes
y sus correos electrónicos.
Ya ves, me ha dejado exceso de información,
que voy almacenando en cajas con forma de etiqueta,
para tenerlas a mano si un día ando perdida.
Me ha dejado también la cadencia de unas horas que evocan,
sin querer, la caída de las hojas.
Me ha dejado un vacío, imperceptible por fuera,
pero enormemente pesado por dentro,
que no puedo compartir con nadie.
Es mi propio vacío que me evoca,
con cadencia de hojas muertas,
que a lo efímero y lo eterno solo los separa
lo feliz o lo infeliz que te hagan.