Nos conocimos en ese lugar gozoso del lenguaje que es pura diversión.
Pero ten cuidado con la piel. Que no es sólo arrebato, que puede ser silencio largo, interrogante anclado.
Parecía amor y a ella no le gustó.
Agitó las llaves de su coche y dijo no sé qué del llavero y de sacarse el D2 para conducir autobuses.
No me preguntó.
De su boca comenzaron a salir las voces de los animales más raros del mundo.
Yo la escuchaba perpleja y me atravesaban tallos de flores dulces.
No interpretes los poros, no saques de contexto, no transfieras la memoria.
Entonces ocurrió que la fuerza animal y las flores tiraron de nosotras en sentido opuesto acercándonos hasta ponernos frente a frente a la misma altura.
Y la vi mejor. Humana.
A nivel del mar.
(Fotografía de cabecera, autora: Karina Chavin)
Me encanta, hay muchas maneras de hacer visible un sentimiento o un borbotón, de paliar el dolor o curar una herida… Pero, es difícil hacerlo con tanta delicadeza y rigor como lo haces tú amiga.
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Muchas gracias, Laura, cómo me alegra que te haya gustado. ¡Abrazo enorme, amiga!
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Bonito, duro.
No dejes de interpretar los poros, Mónica. Hay animales que no son cobardes y los que los han visto, lo saben …
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Gracias, Ana. ¡claro! los personajes de este poema no lo son.
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