Viaje de vuelta.
Apunta en el cuaderno de bitácora
tu arboladura de títere:
brazos en blanco
piernas sin rumbo
manos de mármol
sobre la luz resignada
y el cabello ondulado por el mar.
Regresa del fracaso
al timón de tu cuerpo;
barre el viento y reposa
en la maleza del agua
como quien duerme en algo
que fue y ya no recuerda.
Di tu nombre, vacíalo
y crecerá un jardín de olas
en el eco que nadie quiso,
descifra la nervadura
de las alas de un insecto
y entre sus afluentes
derrama un aroma a violín.
Será placida la noche.
A lo lejos canta una ballena
o puede que sean
los delirios de un bauprés.
Es serena la derrota,
has sentido su calma
después de haber amado
estrepitosamente,
como esas ciudades que al rendirse
desploman sus edificios;
hay sangre en la punta de los mástiles,
las velas arriadas a barlovento
y tú, hermosamente vencida.
Son tus miedos
finas venas escamadas
que flotan en el desastre.
Anuda una cuerda infinita
que tire de ti hacia el naufragio;
el reflujo devolverá
a la mujer que zozobra
y todavía respira.
Ana Sánchez Huéscar
(Anacrónica)
(La imagen de cabecera es una fotografía de Cristina Coral – Melt in color)