Este poema guarda un hilo
roto que se engancha al cuerpo
y lo desmiente
lo separa lo desmorona lo planta
ante la evidencia del desuso
lo derrumba
lo recoloca
trae rumores
teje un capacho de malas hierbas
para acunar los surcos
para aferrar el terrón
en el bancal de arpillera
trae el golpe de la azada
sobre el relieve doméstico del ahora
la chispa sin mango y el coñac
que resucita el habla de los muertos
Este poema pertenece
a otro mundo es ungüento y es receta
es tinaja y conjuro y exorcismo
va de legumbres y orzas de una despensa profunda
que guarda el invierno el mejor escondite
aceite y agua montañas de grano y almendruco
techos altos para la mula el calor de la boñiga
colchones de borra herraduras y esparto
alforjas
va de reclinatorios rosarios y el ángelus
de huerto humilde al que se llega
por la vereda después del puente
romano después de la acequia
después de la mobilete del pan duro
de un mundo fósil de unas manos de artritis y bacalao seco
también de otros verdes y huellas y restos la era
tomillo oscuro sobre lascas
manzanilla amarga de contrabando
sin restos de cal con otra luz
niños que buscan la zarza la piedra del tronco que huyen y nadie los echa
de menos hasta que cae la noche sobre el verano
con mandiles y miga con leche
para que purguen los caracoles nata color de orilla
verde el otro verde y canto pulido pasto y río
seco lecho de huesos a la espera
de la cigüeña ensartando calabazas
en el vergel de la iglesia en el bando
las muertes todas los natalicios todos todo el pueblo en la calle
charanga y piscina polar
jugaremos a las cartas comeremos albérchigos
ñora tomate los maíces la casa
del jubilado junto al abrevadero rescoldo
más restos más huellas más tiempo concédeme más tiempo
de queso que se regala de Nieves
que se deja caer en misa con un ataíllo de puerros dónde vas
amante
del mercedes negro del cura
de las manos mortaja en la paloma
del suelo en la barra de aluminio la bota de la primera pantalla
mosto y muerte este poema
a fuego lento
leña de olivo piel de una mujer que soy que hace
siglos que lo comenzó todo
que hace manos media boca
gesto pámpano que envejece a fuego lento
con hollín sal y ajo cocido
la plaza y el frontón para la orquesta si llueve
del pueblo de al lado del conflicto de cómo se pudre
a fuego lento
el obrador del súper en el cruce del aperitivo
del mastín y sus rebaños
de las camas
niqueladas veraniles
chuletillas sobre brasas de sarmiento
de cuando la casa del regazo central telefónica
de los encierros servilletas de comer capotes burladeros en las puertas
recortadores del paladar un huevo frito comunitario uvas para el racimo
de azúcar para cazar moscas de moscas para peces de peces imposibles
del que compraba pelo para espantar jabalís
olvidar la tierra entre las uñas
Este poema se sorbe
con cuchara de palo
se chupa
como el tuétano y las cabeza de pescada
trata de lo que no supe y ahora
me derriba
cada vez que repito el cocimiento
que alimentó las hambres de mi abuela
que hoy asoma en las manos de mi madre
y sustenta este cuerpo que se agota
Víctor L. Briones
(Este poema, tal y como nos informa el autor, conforma un díptico con un poema anterior, VERANOS, TRAJES REGIONALES Y COCHES VIEJOS, que, en su día, publicamos en este blog; parece lógico que se lean uno en relación con el otro, por eso, te dejamos el enlace con el poema anterior:
La vida. En blanco y negro, en sepia o en color. Gracias por compartirlo.
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