Artículo de Juanma Cuerda publicado el 13 de junio de 2019
Aunque no lo parezca, aquí todavía lo pasan bien.
La cosa se torcerá después, pero, para cuando eso ocurra, nosotros ya no estaremos mirando, así que nos quedamos aquí, una o dos horas antes de la refriega, con nuestros protagonistas todavía frescos, todavía tímidos, en mitad de McIntosh County, en el corazón de Oklahoma, sin terminar de definir las parejas que inmortalizarán su sesión de Square dance, el más típico de los bailes rurales de la América Profunda.
Los bailarines están reunidos en un pequeño salón que parece más privado que comunitario y alguien —ellos mismos o un comité de festejos— se ha ocupado de decorar las toscas paredes de madera con unos buenos clavos y kilómetros de papel de estraza incoloro. El resultado es fallido y, en lugar de engalanar el salón, todo el conjunto parece listo para ir a la basura, banda de música, bailarines y ponche…
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