Escucha.
Por ti, el desfile de caracolas
en la imaginación de la piel.
Es bonito, aquí, los dos.
Yo soñando,
tú a mi lado,
y el mundo muriendo
porque un cielo lo atraviesa
en la condicional hipótesis
de la noche.
Husmeo
tu respiración
desorientada.
¿Es allí donde nueve nubes
sobre álamos de tela
parecen damas colgantes
errando coordenadas?
En la onírica melodía
de los deslizamientos
cascabeles
sonatas
magnolias
realizan llamadas de vapor.
Entonces nos rozamos
y es precioso,
tú dormido,
yo a tu lado,
y la noche temblando
porque un súcubo verbo
dice invierno
y quema la nieve.
¿Sabes por qué cosquillean
en las plantas de mis pies
los pensamientos
que escupen las chimeneas?
Avanzo con pasos de estrellas
por el camino del aire
que me lleva a tu sueño.
Adentro
tienes pintado
el ruido de los bosques,
y has dibujado
con dedos de humo
un lago cubierto
de helechos
deshilachados.
Escucha.
Es hermoso, los dos,
yo de plata,
tú brillante,
y una espiral
que se bifurca
como volutas jónicas
por el dosel sepia.
¿Perciben las columnas
la herrumbre del óxido?
Oh, por ti desciendo
al agua y tintineo y vienes
tan liviano que rompo algo
como frágil, pero aguantas,
cerca de un coral majestuoso
que tiene cristales verdes,
y tus manos salen del sueño
ahora que la noche cruje
porque va a morir
adentro
antes de amanecer.
Escucha.
Es sublime, los dos,
tú soñando,
yo a tu lado,
mientras nueve nubes
vuelan despistadas
porque aún no quieren
despertar.
Ana Sánchez Huéscar (Anacrónica)
Onírico. Es un poco La casa de las bellas durmientes: te contemplo castamente pero no hay contacto.
Gracias por compartirlo.
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Buscaré ese libro, no lo conocía. Muchas gracias a ti, por leerlo y comentar.
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Delicioso, Ana. Gracias por hacernos partícipes de tus metáforas, de tu poesía.
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Muchas gracias, Silvia. Contenta de que percibas así mis poemas. Son para vosotros y vosotras.
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