Estimado lector y/o lectora:
Siempre me he preguntado acerca del “Absurdo” en la escritura, me parece un tema tan peliagudo…
A veces, pensaba en la incomprensión por parte del lector y otras en la falta de trascendencia por parte del escritor, pero, más que nada, me roía la idea de si no resultaría un esfuerzo inútil por narrar lo imposible.
Sigo en ello, no lo he solucionado.
Mientras tanto, algunos jueves, coincido para nadar con Virgilio Piñera, me está enseñando.
M.C.A., para Yukali Página Literaria
NATACIÓN
Virgilio Piñera
He aprendido a nadar en seco. Resulta más ventajoso que hacerlo en el agua. No hay el temor a hundirse pues uno ya está en el fondo, y por la misma razón se está ahogado de antemano. También se evita que tengan que pescarnos a la luz de un farol o en la claridad deslumbrante de un hermoso día. Por último, la ausencia de agua evitará que nos hinchemos.
No voy a negar que nadar en seco tiene algo de agónico. A primera vista se pensaría en los estertores de la muerte. Sin embargo, eso tiene de distinto con ella: que al par que se agoniza uno está bien vivo, bien alerta, escuchando la música que entra por la ventana y mirando el gusano que se arrastra por el suelo.
Al principio mis amigos censuraron esta decisión. Se hurtaban a mis miradas y sollozaban en los rincones. Felizmente, ya pasó la crisis. Ahora saben que me siento cómodo nadando en seco. De vez en cuando hundo mis manos en las losas de mármol y les entrego un pececillo que atrapo en las profundidades submarinas.
Un comentario