VENUS BALANCEA SOMBRAS, Autora: Ana Sánchez Huéscar

 

 

 

Es verano.

La gamba arlequín

come estrellas de mar.

 

Venus, sobre la ciudad,

zigzaguea caminos

como si ondulara la melodía

desafinada de sombras

que suena camuflada en el aire.

 

Escribir.

 

Una anciana

olvida las llaves de su casa

y tiene que vivir

buscando pasadizos

en las grietas de la pared,

inventando conjuros

que atraviesen puertas,

desvaneciéndose

frente al hogar perdido.

 

¿Dónde dormirá esta noche?

 

Su mecedora permanece vacía,

no cruje la letanía de los huesos,

el letargo con sabor a manzana.

¿Qué edad tiene la plata

que cubre el reloj de pared?

La radio habla para los muebles

y a Venus poco le importa

la planta lánguida que no crece

en la ventana del patio de luces.

 

Bajo esa hondura descansa

un lago verde y gris.

Seres voladores alteran la ingravidez

de los recuerdos que flotan.

Brilla lleno de luciérnagas

el lugar donde se ahoga el musgo.

 

Escribir.

 

Con la música

que sabe a humo

veleta búho

ojo de girasol

voz del viento

elevándose

para que a la noche

le nazcan cumbres

como cuerpos de fiebre.

 

Escribir y desbordar cornisas.

 

Para que los altos campanarios

perforen la cerradura del tiempo

con sus cúpulas afiladas.

 

Escribir

marcha atrás

delante de los fracasos…

 

para que la anciana

regrese a casa

apague la radio

riegue la planta

abra el armario

y compruebe que nadie

le ha robado

el amor que aún guarda

desde mil novecientos sesenta y tres.

 

En la encimera se pudre un melocotón.

 

Venus no sabe bailar.

 

 

Ana Sánchez Huéscar

 

 

 

 

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