MI BOCA SERÁ UN EJÉRCITO
En mi defensa,
Mi boca será un ejército.
Rebatiré tus palabras
Con el poder de las mías.
Las formaré para que surjan
Ordenadamente, sin abandonar las filas
En un discurso estructurado,
Sin entregarme al grito o al insulto.
Solo ideas que me sirvan de escudo,
Ante tu insistencia.
Que quedará a ras de suelo,
Sin la posibilidad de un nuevo ataque.
Tú vencido por fin con el poder de la palabra.
EL PRIMER CONTACTO DE LAS LÁGRIMAS
Se deslizan mejillas abajo y el primer contacto con la piel es tímido,
Como la suave llamada en una puerta incierta.
Después no puedo detenerlas
Y para cuando quiero apartarlas con el dorso de la mano
Toda yo me he convertido en agua salada,
Y me he ido yendo en una huida hacia abajo.
Los surcos blanquecinos, salados,
Me recuerdan que he sido.
“YO EMBORRONÉ EL MAPA DE LO VULGAR”
Con un dedo manchado de harina y huevo,
Después de hacer centenares de rosquillas,
Fui dibujando en las puertas de la casa
Pequeñas flores y mariposas bicolor.
Y con la palma de la mano,
También enharinada, recorrí las paredes,
Las cortinas y las colchas.
Con este culinario capricho
Emborroné el mapa de lo vulgar,
Que nuestra vida me sugería.
Contemplé mi obra, me arranqué el delantal
Y lo arrojé a tu lienzo de ojos y bocas descolocados.
Me calcé unos cómodos zapatos
Y me fui a hacer primavera por las calles
De la ciudad, con las manos aún manchadas.
LA ESPUMA
El roce de tu alma perdida,
La palidez de las cosas,
El gesto cansado y tu voz indiferente,
Ajeno, solitario, en silencio.
Me entrego al pobre sitio sin calma,
Mil barrotes nos separan,
Ciega luz, silencioso instrumento.
Pobre, triste, sin alma.
Te espero en el estanque,
Al borde del agua.
EL RÍO DE LAS COSAS
Mi primera muñeca que tenía el pelo quemado, al río.
El diente de leche que se quedó clavado en una manzana, al río.
El cuento en el que la princesa despierta tras un beso, al río.
Los leotardos blancos que me cortaban la respiración, al río.
Aquellas botas que no dejaron crecer mis pies, al río.
La maestra que me introdujo el Catecismo a golpe de regla, al río.
El primer sujetador que me torturó sin consideración, al río.
La amiga que me dejó por otros, y por mi culpa, mi gran culpa, al río.
El novio que solo me quería como amiga… íntima, al río.
La jefa y el jefe que gritan y me empequeñecen, al río.
Los desahucios, la censura, la corrupción,
Los malos de verdad que no salen en los cuentos,
A un pozo ciego desde donde el río no los pueda arrastrar al mar.
Isabel Jiménez
Muy bonito, Isabel. Me encanta.
Me gustaMe gusta