Podría sonar Sentimental Mood [1] y que las notas de Duke y John tiñeran de cierta elegancia la tristeza penetrante que se cuela por algunas esquinas de la Avenida Lenox. Esa misma que atraviesa de manera perpendicular el corazón del barrio de los negros, al norte del gran parque de la Ciudad. Porque todo se cuece allí. O al menos, fue donde lo inevitable —es decir, el deseo—, empezó.
Dorcas, por ejemplo.
Dicen que Ella, Violet —que luego sería Violent—, tenía un loro que no paraba de repetir: “te quiero”, incluso cuando ella ya había olvidado el significado de estas palabras, y el tiempo en el que enseñó al pájaro a decirlo era ya un gurruño gris de recuerdos desteñidos.
“Te quiero”, “te quiero”, repetía el loro hasta el día en el que escapó de la jaula, para acabar desplumado en un patio de vecinos.
Luego está Él, Joseph, y toda su amabilidad y su maletín de maquillaje y productos de belleza para las mujeres del barrio.
Y después, la joven Dorcas. Y a partir de este punto, el precipicio.
¿Cuántas veces se puede matar a una muerta? Quizá las mismas que se puede tocar una pieza de Jazz una y otra vez.
Di el nombre de Toni Morrison, y la llamaré Chloe, y te hablaré de una niña negra criada en Ohio por unos padres que huían de cuerpos quemados y colgados de los árboles de su Alabama natal.
Di el nombre de Toni Morrison, y te hablaré de una jovencita culta, que ansiaba sacudirse las garras de Jim Crow[2] de sus propias carnes, junto a sus compañeros de la Universidad de Howard, mientras comían en “los reservados” de los restaurantes, o viajaban en los últimos asientos de los autobuses en Washington.
Di el nombre de Toni Morrison, y te hablaré de esa escritora que descarna a sus personajes a golpe de bisturí, con una perspectiva caleidoscópica, y cierto vértigo faulkeriano, que más de una escritora blanca, seguramente, haya soñado con poder poseer.
Di su nombre, dilo y entonces te daré Jazz.
Silvia Sánchez Muñoz| 2018
[1] Sentimental Mood fue una pieza de Jazz compuesta por Duke Ellington en 1935, a menudo interpretada por él mismo al piano, y John Coltrane al saxofón.
[2]Las Leyes de Jim Crow fueron unas leyes estatales y locales en los Estados Unidos, promulgadas entre 1876 y 1965, que propugnaban la segregación racial en todas las instalaciones públicas.
Buena música. Excelente literatura.
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Mucha gracias, Raque, por adjuntar la canción. Un abrazo
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Muy Lindo!!
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Muchas gracias :)
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