EMMANUEL CARRÈRE, por Concha Vallejo

 

Emmanuel Carrère (París 1957), escritor, periodista, guionista y realizador de cine, ha conseguido con sus últimas novelas situarse entre los mejores escritores en lengua francesa de las últimas décadas y constituirse en una voz literaria autorizada a nivel internacional. Durante muchos años fue tratado como un personaje aparte dentro de la literatura francesa: nadie sabía a qué categoría pertenecía ni a qué grupo vincularlo. Preguntado en una entrevista si esta peculiaridad le desagradaba, contestó que en manera alguna, porque en realidad todos los autores a los que admiraba como Perec, Sebald, Philip K.Dick ─por quien siente una gran admiración y de quien novela la biografía en Je suis vivant et vous êtes mort, Le Seuil 1993 (Yo estoy vivo y vosotros muertos, Minotauro 2007)─, Thomas Bernhard o Roberto Bolaño, son incalificables.

Carrère creció en un ambiente intelectual propiciado por su padre, Louis Édouard Carrère, y por su madre, Helène Carrère d´Encausse, renombrada sovietóloga. En su casa no había televisión y la mayor parte del ocio era consagrado a la lectura. Emmanuel fue el primero de su promoción en el Lycée Janson de Sally y aunque se sentía fuertemente atraído por la lectura y la escritura, también le apasionaba el dibujo, el séptimo arte y la ciencia ficción. Influido por sus lecturas, de niño quería ser arponero de ballenas, pero a los dieciocho años comenzó a escribir artículos sobre los maestros del cine fantástico en la revista Sofilm, y más tarde, siendo estudiante de ciencias políticas, colaboró con Telerama con críticas y ensayos sobre directores de cine, como el dedicado a Werner Herzog, Ediling 1982.

También le apasionaba el psicoanálisis.

Después de esta experiencia en el mundo periodístico, Carrère decide concentrarse en la escritura literaria y algunos meses tras la aparición de Werner Herzog, publica su primera novela:

L´Amie du Jaguar (Flammarion, 1983) en la que está presente la impronta de los dos años que el autor pasó trabajando en Indonesia. En esta novela, a veces de prosa demasiado “rica”, ya se percibe cierta exuberancia, mucha inventiva y la manera de escribir del que goza haciéndolo.

Su segunda novela Bravoure, POL 1984 (Bravura, Anagrama 2016), premio Passion y el premio literario a la Vocación 1985, se desarrolla en torno a la figura del escritor Polidori, amargado porque piensa que le han robado sus obras.

Con La Moustache POL 1986 (El Bigote, Anagrama 2015), escrita con un humor negro inquietante y en donde el sencillo acto de afeitarse el bigote se convierte en el punto de partida de una pesadilla kafkiana, Carrère logra el reconocimiento del lector francés e incluso del extranjero. John Updike lo pone por las nubes en su columna del New Yorker.

La singularidad de Carrère, a quien no se puede identificar ni con la corriente posmodernista que imperaba en la época ni con los autores populares de los años 80, queda patente una vez más en el ensayo Le Detroit de Bering POL 1986, que recibe el Gran Prix de la science-fiction.

Al año siguiente publica Hors d´Atteinte, POL 1988, obra de hechura más clásica, poco conocida y de la que el mismo autor parece querer olvidarse a pesar de haber recibido el Prix Kléber Haedens.

Pasarían siete años antes de la aparición de su siguiente libro; son años de angustia para Carrère que vive un conflicto interno de búsqueda de la fe y de la propia identidad, durante los cuales escribe La classe de neige, POL 1995 (Una Semana en la Nieve, Anagrama 2014), que recibe el premio Femina de ese año. El tema central versa sobre la desaparición de niños. El protagonista, Nicolás, tímido e introvertido, debe viajar con su clase en el autobús del colegio a un albergue para pasar una semana en la nieve, pero su padre decide llevarlo en su propio coche; al despedirse, olvida dejarle la maleta. Así comienza una aventura que Nicolás nunca podrá olvidar. Con una prosa aparentemente sencilla, Carrère partiendo de una novela de iniciación, da un vuelco a la historia y consigue crear a lo largo del libro un ambiente de intriga que crea en el lector un gran desasosiego y propicia un clima de empatía hacia el protagonista. Consigue mezclar con maestría la crónica de sucesos, el relato fantástico y el análisis psicológico  de las inseguridades y los temores infantiles; asimismo emplea con mucha habilidad la sugestión, de modo que no lo cuenta todo y en su escritura los silencios son muy significativos.

Durante quince años y cinco novelas, Carrère había sido novelista de ficción, pero su modo de enfrentarse a la escritura cambió radicalmente cuando entró en contacto con Jean-Claude Romand, personaje real que a principios de los año 90 conmocionó a Francia con el asesinato de su mujer, sus hijos y sus padres, suceso que el cubre por encargo del Nouvel Observateur. Mantiene repetidas entrevistas con el asesino y al plasmar el horror de lo sucedido en el papel, nace su primera novela de no-ficción:

L’Adversaire POL 2000 (El Adversario, Anagrama 2008), libro poco frecuente dentro de la tradición francesa y que se aproxima más al gran periodismo norteamericano, discurre entre la investigación y la memoria personal. J. C. Romand es un médico integrado en la sociedad que llega a desempeñar un alto cargo en la OMS y vive una ordenada vida familiar en una tranquila ciudad francesa cercana a Suiza. Pero todo esto es falso y al desmoronarse la patraña que el mismo tejió, Romand se ve abocado a cometer el múltiple asesinato.

Una vez entregado el manuscrito a su editor y amigo, Carrère, que atraviesa un periodo de problemas de identidad y depresión, tiene dudas y decide no publicarlo, de manera que se detiene su comercialización, aunque después de unos meses de reflexión, cambia de idea y El Adversario sale a la venta en el año 2000. Con este libro consigue llevar la anquilosada novela de no-ficción a un lugar inédito y fascinante.

Un Roman Russe, POL 2007 (Una novela rusa, Anagrama 2008) es una novela muy compleja en la que Carrère busca ordenar sus vivencias, sus insatisfacciones y sus dudas, liberarse de los fantasmas familiares y sacar a la luz la figura de su abuelo materno, que trabajó de intérprete para los alemanes y fue encarcelado después de la Liberación. Estamos ante una literatura en la que entran al mismo nivel ficción y realidad o dicho de otra manera, para Carrère la literatura es tan real como la realidad. Además de relatar sus orígenes familiares, el autor narra la historia de un soldado húngaro que está en el psiquiátrico, incluye el relato erótico de su relación  con Sophie, su pareja de entonces, y los viajes a Kotelnich en donde está rodando un documental. En este libro Carrère profundiza en el tratamiento de la memoria, en la indagación de su verdad personal, buceando en el pasado ruso de su familia materna y planteándose la pregunta recurrente de nuestros días sobre cómo ser hombre y lo qué significa en Occidente en el S.XXI. Así como El Adversario recibe muy buena acogida, La novela rusa tiene tanto grandes admiradores que la consideran pura literatura como lectores a quienes le resulta farragosa y aburrida.

En D´autres vies que la mienne POL 2007 (De vidas ajenas, Anagrama 2011), Premio Globe y el mejor libro del año según la prensa cultural francesa, Carrère habla de la vida y de la muerte, de la enfermedad, de la pobreza, a partir de la experiencia de dos hechos luctuosos cercanos, la muerte de un hijo y la muerte de una joven madre, pero en esta novela no solo hay tristezas, sino que también es un canto al amor, a la amistad y a la justicia.

Limonov, POL 2011 (Limonov Anagrama 2013), galardonado con el Prix des Prix  a la mejor novela francesa, el Premio  de la Lengua Francesa y el Premio Renaudot, quizás su obra maestra -junto a El Adversario– es una mezcla de biografía y ensayo. Por una parte nos cuenta la vida de Eduard Limonov, personaje aventurero, disidente y político ruso, que es considerado uno de los genios de la literatura rusa contemporánea; y por la otra, nos ofrece una extraordinaria crónica sobre los últimos 70 años de la historia de Rusia; y todo ello mezclado con episodios de la vida del propio Carrère.

Le Royaume, POL 2014 (El Reino, Anagrama1914), mejor libro del año según la revista Lire, es una novela de no-ficción con dos caras: comienza con una crónica sobre la conversión de su autor -a comienzos de los años 90 Carrère se hizo cristiano, iba a misa todos los días, se casó con su pareja por la iglesia, era partidario de la interpretación literal de la Biblia y escribió 18 cuadernos de anotaciones sobre el evangelio de San Juan; después abandonó la fe y regreso al agnosticismo- y sigue con una investigación sobre los primeros tiempos del cristianismo a partir de las actividades de san Pablo y de san Lucas. Es al mismo tiempo un relato de aventuras y una reflexión sobre el poder de las ideas. En este libro el lector asiste a una extraña combinación de rigor y de descaro.

Después de esta publicación, Carrère no logra encontrar otro proyecto de novela, cosa que ya le había sucedido en otras ocasiones -a lo largo de su carrera sufrió tres crisis creativas- por lo que decide volcarse en su primera vocación: el periodismo y publicó:

Il est avantageux d´aller ou voir POL 2016 (Conviene tener un sitio donde ir, Anagrama 2017),  galardonada con el prestigioso premio FIL 2017 que concede la Feria del Libro de Guadalajara (Méjico), una especie de autobiografía que reúne una treintena de textos periodísticos y ensayos literarios del periodo 1990-2015, una interesante panoplia de reportajes, artículos de opinión, ensayos y crónicas, junto a otros como una fallida entrevista a Cathérine Deneuve, viajes a Rumanía, a Sri Lanka o Davos, textos sobre escritores como Lovekraft, Philip K. Dick, Leo Perutz, Truman Capote y Janet Malcom, y otros sobre autores clásicos como Balzac o Defoe, así como nueve crónicas sobre relaciones entre hombres y mujeres. Algunos de estos escritos darían lugar a novelas. El lector puede encontrar en este libro un compendio del Carrère periodista, irremediablemente ligado al Carrère escritor.

Varias de sus obras han sido llevadas al cine.

 A mí me apasiona Emmanuel Carrère por su brillante, fluida y poderosa narrativa, por su entusiasmo de escritor, por su literatura impredecible, por la profundidad de sus análisis psicológicos, por los acertados retratos de personajes turbios como en El Adversario y Limonov, por su propio autorretrato identificable en sus escritos, por sus interesantes digresiones, por la honradez de su escritura, en donde observa y cuenta lo que ve siempre en primera persona, por su capacidad de elegir historias que captan al lector, por su indagación en lo más oscuro del ser humano, por su erudición, por el enorme trabajo previo y de documentación que encierran, por esas novelas de no ficción que dan forma literaria a lo que ocurre a su alrededor, pero comprendo que haya a quienes desagrade la temática de algunas de sus obras o los personajes poco ejemplares; a quienes abrume la enormidad de datos que contienen.

Siempre soy partidaria de aplicar el criterio cronológico para conocer las obras de un autor, y en este caso con mayor razón por el pronunciado vuelco que experimentó Carrère en su escritura. Os diría que si os interesa conocerlo, comencéis por leer Una semana en la nieve, sigáis por El Adversario, y, si os han gustado, os atreváis con Limonov.

Agradecería vuestros comentarios.

 

2 Comentarios

  1. Gracias por la reseña, Concha. Soy muy fan de E’ Carrère y he conocido muchos datos nuevos a través de tu reseña.
    Me quedo con la escalofriante historia de L’adversaire.

    Una petición: ayúdanos a descubrir la literatura francesa actual :-)

    Me gusta

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